martes, 13 de noviembre de 2007

Ineptitud Natural Humana

- Prométeme que jamás se lo dirás.
- Tenemos que decírselo...

Sonia buscaba en mis ojos una respuesta. Una respuesta que no encontraría. Denotaba inseguridad y, quizá, un matiz de arrepentimiento. Yo... yo sólo denotaba ganas de no estar allí, de salir volando, si hubiera podido.

Después de todo lo ocurrido, no decíamos ni una palabra. Ambos estábamos tumbados en la cama, desnudos, oyendo el silencio. Hacía rato que el cd "Mama said" había acabado. Me encendí un cigarro, y fumé mirando en el reflejo del espejo la esbelta espalda de Sonia. Estaba totalmente tranquilo. Si no hablaba Sonia con Pedro, hablaría yo.

- ¿Cuándo hablaremos con Pedro? - Preguntó Sonia interrumpiendo el silencio.
- Hablarás con él cuando vuelva de Florida. - Le contesté.
- Eso es la semana que viene.
- Lo sé...
- Pero... ¡Me echará de casa! Y no tengo a dónde ir - Decía angustiada.
- Sabes bien que, si quieres, Pedro te perdonará, y que jamás te echaría de casa si no tienes dónde quedarte. - Dije con un deje de histeria.

Reinó el silencio. Parece ser que ante las realidades innegables Sonia no se atrevía a replicar. Las mujeres son así. Y lo digo sin ningún rastro de misoginia en mis palabras, pero siempre intentan salirse con la suya modificando la realidad, y aparentando que hacen lo que hacen porque no les queda otra opción. Conocen la manera de aprovecharse de la debilidad del falo. Saben cómo organizárselo para salirse con la suya. En este sentido yo soy medio mujer.

Sonia se incorporó y se acercó a mí. Me abrazó.

- Se lo diremos, Leonardo. - Dijo con seguridad. - Pero se lo diremos juntos.
- Si quieres se lo puedo decir yo, no tengo ningún problema.

No tenía ningún problema.

- ¿Sabes? La semana que viene cumples 29 años, y creo que se me está viniendo a la cabeza el regalo perfecto para ti - Dijo Sonia sonriendo dulcemente. A mí me parecía horrible el ámbito de pareja que habíamos alcanzado de un punto a otro. Prosiguió: - Creo que es mejor que se lo digamos juntos. Así verá que ambos asumimos nuestra parte de culpa y que queremos pasar página juntos, que no ha sido algo trivial.

¡Error!

- ¿Cómo dices? - Pregunté extrañado.
- Exactamente eso, que ésto ha pasado porque hay algo entre nosotros...

Sonia acababa de convertirse en un problema. ¿Nosotros? ¿Trivial? ¿CULPA? Me estaba comenzando a marear.

- Estás muy equivocada, Sonia.
- Pensé que esto significaba un cambio... - Su rostro había cambiado totalmente de expresión. Seguía escrutando una respuesta en mis ojos. Mi mirada no le expresaría nada que pudiera entender.
- Significa un cambio en el sentido de que ésto va a suponer que lo tuyo con Pedro se vaya al traste.

Sonia se quedó muda. En estas ocasiones pongo en duda la inteligencia humana y su capacidad de comprensión para diversas situaciones. ¿Acaso no era obvio que yo sólo quería ser su amigo? ¿Acaso ella no era capaz de medir el daño que le supondría a Pedro que su pareja y su mejor amigo se acuesten y sean felices juntos? ¿Acaso Sonia no notaba que yo no quería estar allí? Me dispuse a aclarárselo todo sin que hubiera lugar a dudas:

- Se lo contaremos a Pedro, y seguiremos siendo amigos. Al menos tú y yo. - Le dije con seguridad - No destruiremos lo que tenemos. - Sonia parecía no entenderlo - Pero escúchame bien, Sonia, si Pedro insiste en perdonarte, déjale. No sigas con él. Es lo mejor que puedes hacer ahora. Él se sentirá dolido, tú intentarás contentarle pero nunca lo conseguirás porque su rencor no le dejará ver más allá de su odio, y sólo conseguiréis entrar en un círculo vicioso del que es muy difícil salir. - Si quería que mis objetivos se cumplieran a la perfección tal y como Melissa me había dicho, no podía permitir que Pedro y Sonia siguieran juntos. - ¿Lo entiendes?

Sonia afirmó. Parecía no estar demasiado de acuerdo, y encontrarse sumamente perdida, pero al menos había afirmado, por lo que pude respirar tranquilo al ver que mis planes estaban yendo de acuerdo a lo preparado. No entendía porqué le costaba tanto entenderlo, y yo tampoco entendía porqué no había encontrado otra manera de llevar a cabo mis planes. Pero es que por más que lo pensaba no encontraba otra manera. ¿Qué necesidad tenía yo de acostarme con Sonia? Claramente lo que me había llevado hasta allí había sido algo más que el placer sexual que Sonia podía darme. De hecho, el placer sexual para mí era completamente prescindible.

Apagué el cigarro. Sonia me soltó y se incorporó. Sus ojos eran una bomba de relojería a la que le faltaban pocos segundos para estallar en lágrimas. Se puso una bata blanca, se recogió el pelo. Yo permanecí tumbado en la cama, mirando al techo. Sonia se miraba en el espejo. Parecía querer deshacer todo lo acontecido en las últimas horas, parecía sentirse sucia. Y entonces comenzó a agitar la cabeza haciendo gestos negativos, y gritó:

- ¡No puedo perder a Pedro! - La bomba de relojería había estallado. Sus lágrimas caían por sus sonrojadas mejillas de forma estrepitosa. Se lanzó a la cama, me cogió la mano, y me dijo: - Por favor, Leonardo, no se lo digas. No pasará nada, pero... no estoy segura de que quiera perderle, y tampoco quiero romperle el corazón. Seguiremos siendo amigos, claro que si, pero no se lo digamos, por favor...

Ahora ya sí que sí había perdido la paciencia. No podía con la incompetencia de los demás seres humanos. Me levanté y me vestí tan rápido que apenas Sonia pudo ver por última vez mis genitales. No me quedaba otra que hacerlo a mi manera y forzar las cosas, esto es, actuar de una manera que Sonia jamás habría esperado y que pondría en evidencia la coherencia de mi manera de ser con respecto a los que creían conocerla.

- Me voy, Sonia. - Le dije.
- ¿Por qué? - Preguntó extrañada.
- Porque no me siento cómodo - Contesté sin mirarla - Pero tranquila, no se lo diré.
- Gracias...

Tuve que mentirle para que estuviese tranquila y no se interpusiera más de lo necesario en mis planes. No me extrañaba la actitud de Sonia para nada. Era una persona que temía enormemente la soledad, si sabía que conmigo no podía estar, no podía quedarse sin Pedro, y ésto le había llevado a actuar de esa manera tan cobarde. De todas formas, eso es lo que menos me importaba. Ella no significaba nada para mí, pero siempre había sido imprescindible en mi vida para que todo fuera según Melissa quería. En cuanto Pedro volviera de Florida, hablaría con él y se lo diría todo. Obligaría, sí o sí, a que Pedro tomase la determinación de dejar a Sonia. Pero no sería fácil. Eran cuatro años de relación los que tendría que echar abajo y Sonia siempre había estado detrás de Pedro, complaciéndole, la mayor parte de las veces, injustamente, en todo. Aquella infidelidad solo supondría una muestra de la debilidad de su supremacía masculina, y no tardaría tiempo en reponerla destrozando la conciencia de la pobre Sonia con la actitud que tomaría a partir de entonces. Pedro era así. Tendría que forzar una serie de circunstancias que, inevitablemente, desembocarían en el final de su relación. Aunque tuviera que emplear métodos crueles, debía hacerlo. Aquello respondía a necesidades de mucho mayor grado, ellos no eran nada comparados con mis planes. Sabía que le rompería el corazón a Pedro por partida doble, y probablemente Sonia se sentiría traicionada tras enterarse de que yo se lo había contado a Pedro. Pero, sinceramente, me era completamente indiferente el número de corazones que tuviera que partir para completar mis objetivos.

Me puse la chaqueta, le cogí el paquete de Marlboro a Sonia y me dispuse a salir por la puerta. No podía sentir más rabia en ese momento al ver cómo se había complicado todo y que tendría que esperar aún más tiempo para ver mis sueños cumplidos.

Miré a Sonia con desdén y crucé el pasillo. Ella me siguió. Justo antes de salir por la puerta, me dijo:

- Te quiero, Leonardo.
- Yo también me quiero - Le contesté.



Leonardo Stigliari

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Por un momento, mejor dicho, por fases, pensaba que Sonia correría la misma suerte que el minino de la publicación anterior. De hecho,la primera vez que lo he pensado, casi voy hasta el final del texto para ver si lo hace...xDD

Y si Peter y Sonia son como dices... Me parece difícil que lo que le diga Leonard a Peter pueda hacer q deje a Sonia. Jaja


Por cierto, como siempre, pa variar, siempre me recuerda a algo, o en su defecto a alguien. Ya te diré a quién el de hoy, aquí no estaría bien ponerlo!XD

Anónimo dijo...

Esta última entrada para mí, la mejor con diferencia. Y junto con la del gato, ya sabes, las que con más ganas me han dejado de leer que es lo que pasará después.
Cuando termines de publicar la historia, que ambas leemos encantadas cada día, YO, personalmente te haré un pequeño regalo.
Has conseguido algo que por aquí creían imposible. UoH!

A descansar. Ya sabes lo que tienes que hacer!

Pon otro texto antes de ir a dormir anda!:P

Anónimo dijo...

Eres más raro que un documental en verso, pero me has enganchado y no dejaré de leerte.
Me dicen que tienes pensado declararte en huelga, tomaré nota.
Que yo emplee mi tiempo en estas cosas no lo consigue cualquiera. Y ahora no puedes dejarme así, así que quitate de la cabeza lo de dejar de poner textos. Nosotrs hemos cumplido. Buen trabajo.

Leonardo dijo...

No podría matar a Sonia porque, como dice, es imprescindible para sus planes. Como siempe, en el momento adecuado sabrás porqué. A ti especialmente te sorprenderá, sweko.

Lo del símil es innegable, obviamente, y no te voy a mentir si te digo que no me inspiré en eso. Pero es que resulta que es algo esteriotipado, asique es como una especie de generalización. Si tu sabes a quien se refiere, entocnes puedes reirte. Pero hay muchos Peter y Sonias por el mundo, tú, además., conoces unos cuantos.


Saludos.

Anónimo dijo...

Creo que Leonardo se excusa a sí mismo

Carlos L. dijo...

Muy bueno, como siempre ;)

Leonardo dijo...

¿En qué medida piensas que se excusa a sí mismo?

Anónimo dijo...

genio del gremio...el boli pinta sangre...mi dolor no es tu dolor...pero tu dolor puede ser el mio...
Echas de menos a Ana?? siempre me da la sensacion...que no la echas de menos...pero en el fondo si...en el fondo eres un marica como todos...jaja...en fin yo nunca seria peter soy mas bien un piti, lo entiendes? en finn...alguien como tu lo entendera...por cierto las infidelidades no se perdonan...no es por el exo xke en realidad te la suda que ayan besado a alguien...(u otras cosas)no? si antes an estado con mazo...es el xke...jamas lo sabremos amigo...por que...por que robertito? en fin...vive como quieras...asi seras feliz

Anónimo dijo...

uyyy...en cuanto a la historia es way amigo, espero lo siguiente paso de comentar los textos estan impolutos

Anónimo dijo...

Sonia y Leonardo son muy parecidos, aunque no lo parezca.

Utilizan a las personas para alcanzar sus fines, que son distintos, pero fines, al fin y al cabo

Creo que es con eso con lo que se excusa, utilizando a las personas. Creo que hay más detrás de eso, detrás de un simple interés y eso que hay detrás, también quiere esconderlo.

Parece que quiere huir de ser humano, hasta que llegue su momento.